Lella Lombardi, la dama de la velocidad

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Historias de la F1

Por: Leandro Bolano

Es posible definir a algunos deportes por el género de quienes lo practican. Este es el caso la Fórmula 1, que en su rica historia ha dejado ver a una cantidad importante de apellidos inmortalizados por hazañas al volante y que por lo general sólo se cita a los hombres.

Pero dentro de este grupo selecto existe una mujer que consiguió, no únicamente ser parte del “circo de la F1”, sino que pasó a la historia por ser la primera dama en conseguir sumar puntos por el Campeonato Mundial de la categoría. Su apodo “Lella”, su apellido Lombardi.

María Grazia “Lella” Lombardi, nacida el 26 de Marzo de 1941, en la región piamontesa de Fugarolo (Italia), fue una joven que en su adolescencia, nada tenía que ver con el deporte motor, ni siquiera por una pasión heredada de su familia.

Lella, quedó impresionada con la velocidad, después de un golpe en su nariz, jugando al handball. La jugadora contraria que había efectuado el tiro desafortunado en el rostro de Lombardi, la socorrió y trasladó en su vehículo a toda prisa para ser atendida en un hospital.

Aquel viaje marcaría un antes y un después en la vida de “Lella”, quien reconoció tiempo más tarde que la experiencia que le provocó la velocidad, se convirtió en una obsesión que utilizó para comenzar a correr en autos de competición.

Inició su trayectoria deportiva en el año 1972 corriendo para “Lotus” y luego con “Brabham” en las Formulas Monza y F3 en Italia respectivamente, haciendo experiencia y obteniendo excelentes resultados. Para finales de 1973, ganó el Campeonato Italiano de Fórmula Ford, y un año más tarde participó en la F5000 (el famoso certamen Shellsport)

Su paso por aquellas categorías, provocaron que algunos patrocinadores posen su mirada sobre la joven y talentosa italiana, posibilitando que el 19 de julio de 1974, pueda ser parte de su primera clasificación de F1 a bordo de un “Brabham BT 42 – Ford Cosworth” en el Gran Premio Británico ( disputado en Brands Hatch). Lamentablemente quedó fuera de los tiempos reglamentarios para ser parte de la competencia del día siguiente.

En la temporada de 1975 compitió en doce Grandes Premios. Aquel campeonato mundial quedó en los anales de la categoría, cuando Lella consiguió su mejor resultado, obteniendo el sexto lugar en el Gran Premio de España, corrido el 27 de abril, en el peligroso circuito urbano de Montjuïc en Barcelona (España).

Aquel GP fue el escenario para la hazaña de la joven italiana, pero también fue un día triste en la extensa historia de la F1. En la vuelta 25 de las 75 pactadas, el piloto alemán Rolf Stommelen a bordo de su “Hill GH1 - Ford Cosworth”, perdió el alerón trasero a más de 250 Km/h haciendo que el bólido se descontrolara, acabando su fatídico vuelo con la muerte de 5 espectadores.

Al haberse cumplido más de la mitad de competencia, los responsables del comisariato deportivo decidieron tomar como válidas las posiciones que los pilotos tenían hasta aquel momento. La carrera entregó la mitad del puntaje y es así como María Grazia Lombardi, quien ocupaba la sexta posición al momento de la detención de la carrera, obtuvo 0.5 puntos.

Un dato anecdótico es que uno de los números utilizados en su monoplaza fue el “208”, siendo el más alto en la historia de la F1. Por aquellos años no existían restricciones para la numeración. La elección del mismo no fue azarosa. Uno de los patrocinadores del vehículo era una emisora de radio de Luxemburgo, cuya frecuencia era la 208 FM, y esta exigió que el monoplaza llevase ese número.

Fuera de la Fórmula 1, Lella encontró en el Campeonato del Mundo de Resistencia un lugar para seguir con su actividad. Unos años más tarde participó en el Campeonato Británico de Turismo, haciéndose de muchos seguidores por la manera que tuvo de conducir y ser protagonista en un deporte donde los hombres siempre predominaron.

Lella falleció en Milán el 3 de marzo de 1992, poco antes de cumplir 51 años debido a una enfermedad terminal (cáncer). Lombardi logró lo que muchos pilotos no han logrado nunca, sumar puntos, y como si fuera poco, convertirse en la única mujer en conseguirlo.