sábado, 30 de marzo de 2013

EL REGALO DEL "LOLE" A GORDON MURRAY

NOTICIAS VELOCES
(Historias de la F1)

Por: Miguel Eduardo Colazo




El 30 de marzo de 1974 Carlos Alberto Reutemann no solo se regaló su primera victoria en la Fórmula 1 sino que también consagró a un nuevo diseñador que se había incorporado pocos años antes ala categoría.
Ocurre que, a fines de 1971 la sociedad que formaban el piloto ex tricampeón del mundo Jack Brabham y el diseñador Ronald Tauranac, propietarios en sociedad de la Motor Racing Developments (en otras palabras la marca Brabham) se la vendieron a Bernie Ecclestone, que venía de haber sido manager personal de Jochen Rindt hasta el momento de la muerte del austríaco en septiembre de 1970 en Monza y propulsor de la creación, por parte de un grupo de amigos, del equipo March.

La temporada 1972 arrancó con Brabham ya en poder de Ecclestone pero el auto utilizado era el Brabham BT 34 (con el cual Reutemann hizo la pole en Buenos Aires), diseño integral de Tauranac, quien siguió unos meses en esa función en el equipo, sacando para la segunda mitad del año el BT 37, que fue su última obra, porque don Bernie ya tenía un nuevo diseñador, un sudafricano joven, delgado, de pelo largo y enrulado, amante de la música, llamado Gordon Murray.

Para el campeonato de 1973 el nuevo designeer de Brabham ya tenía su primer producto auténtico y de su total creación, el BT 42, que mostraba una línea muy interesante y que serviría de base a su sucesor, el BT 44, que debutó en el Gran Premio de Argentina de 1974 y por muy poco no lo hace pegando un batacazo espectacular.

Fue el día de la famosa carrera que Carlos Alberto dominó de punta a casi punta y que por una rotura o fisura en la toma dinámica posterior al cockpit se quedó sin nafta y sin triunfo en la última vuelta.
Yo me acuerdo que me venía caminando de la Curva del Ombú, donde había estado compartiendo una tribunita especial junto a otros colegas, convidados y colados, para ver los festejos del podio y la llegada, cuando sentí un Ooooohhhhh tipo gol errado solo frente al arco y al Brabham BT 44 detenido después de la curva de Ascari con Reutemann parado al lado tocando la toma dinámica rota.

No pudo ser en Buenos Aires, ni para Reutemann ni para el Brabham BT 44, pero si fue en Sudáfrica. Así como el volante argentino entró en la galería de los ganadores de la máxima categoría del automovilismo internacional, el sudafricano Gordon Murray también superó el umbral de la gloria entre los constructores. 

Lo hizo con un vehículo excelentemente realizado, con un diseño de avanzada, agradable al cuerpo y al espíritu, un auto de gran rendimiento que hizo conocer a un hombre nuevo entre los que se encargaban de producir vehículos de alta competición. Gordon Murray empezó así a subir por los escalones hacia la fama y Reutemann también avanzó mucho dentro del habitáculo de ese medio mecánico, al que seguramente debe guardar dentro de su corazón porque le permitió otras victorias y más laureles en su camino hacia la conquista de un lugar importante entre los grandes de la especialidad.

Reutemann tomó en 1977 otro camino, pasó al equipo Ferrari. Por su parte, Gordon Murray siguió unos años más en Brabham, siguiendo luego su trayectoria de diseñador en McLaren y finalmente dejando el automovilismo. Hoy transita otros caminos de la ingeniería, pero su impronta quedó grabada a fuego entre los que supieron hacer autos que establecieron hitos en una historia que se nutre de éxitos y fracasos.

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