(Historias Máximas)
Por: Miguel Eduardo Colazo
Hay personas que tienen las cosas claras mucho
antes de que nadie pueda imaginarse siquiera cuales son sus intenciones
verdaderas. Bernie Ecclestone ha construido en poco más de cuatro décadas una
situación de poder absoluto sobre nada menos que la Fórmula 1 del automovilismo
internacional, haciendo de la categoría algo que, antes que por ninguna otra
parte, pasó por su mente.
Este británico, de baja estatura física pero de enorme vuelo mental, se arrimó al automovilismo en la segunda mitad de los años 60, un período de total y absoluta transición en una Fórmula 1 que sin lugar a dudas evolucionaba pero nadie podía saber a ciencia cierta con qué rumbo.
Ecclestone, como una pequeña araña, empezó a tejer su tela desde una posición de manager personal de un piloto austriaco que, en el año 1963 corría en trepadas de montaña con autos de Turismo, en su caso un Alfa Romeo Giulietta TI, que dos años después, en 1965 tuvo la suerte de treparse a una Ferrari 250 LM del North American Racing Team, de Luigi Chinetti, junto con un veterano piloto de Estados Unidos, Masten Gregory y llevarse la victoria luego de una sangría impresionante entre los Ford y Ferrari oficiales. Don Bernie lo tomó bajo su tutela a Rindt y lo llevó a la Fórmula 2 primero y luego a la Fórmula 1.
Pero este diminuto inglés tenía cosas mucho más grandes en su cabeza, como por ejemplo fomentar en la categoría la aparición de nuevos equipos, para lo cual no hacía falta otra cosa que armar un chasis y anotarse en la lista de usuarios del motor Ford Cosworth, el gran igualador social a diferencia de las grandes empresas que cobraban cualquier precio por sus impulsores.
Ecclestone fue juntando amigos e impulsándolos a formar sus propios equipos y así nacieron en un lapso de muy poco tiempo Tyrrell, March, Williams, Lola, Penske, como para ir dotando a la categoría de una variedad muy importante de marcas. El propio Ecclestone compró el equipo de Jack Brabham y arrimó para su lado a McLaren, que ya no era propiedad del piloto constructor trágicamente muerto en Goodwood sino de un norteamericano amigo de Bernie llamado Teddy Mayer.
Con una nueva Fórmula 1 rica en equipos originales y variados entre sí, aunque todos clientes de Cosworth, Ecclestone dio nacimiento en 1974 a la Formula One Constructors Association (FOCA) a la que se adhirieron Colin Chapman por Lotus y todos sus demás amigos: Max Mosley por March, Ken Tyrrell por Tyrrell, Teddy Mayer por McLaren, el mismo Ecclestone por Brabham y así Bernie conformó su primera estructura de poder en la categoría, contando con el valiosísimo apoyo de Max Mosley como abogado del diablo y representante ante cualquier tribunal de la Tierra.
Ya para 1978 Bernie Ecclestone manejaba la presidencia de la FOCA, secundado por Max Mosley, apropiándose cada vez más de los derechos económicos de la categoría. Su política era de expansión, admitir cada vez más equipos, si eran de ex pilotos mejor, como Surtees, Hill, Gurney, Penske, Ligier, otros como Shadow, Wolf, Arrows, ATS, Ensign, es decir conformar a partir de tantos equipos adherentes a la FOCA un frente de poder para enfrentar directamente al conductor de la FISA (Federación Internacional de Sport Auto). Durante buena parte de la década de los 80, las batallas entre Bernie Ecclestone desde la FOCA y el presidente de la FISA, Jean Marie Balestre, fueron épicas y cargadas de anécdotas que cualquiera puede buscar en los registros de información. No me interesa entrar en ese terreno específico sino destacar que, por sobre cualquier contingencia, Ecclestone fue el que sobrevivió y su golpe maestro fue llevarlo, al filo de los 90, a la presidencia de la Federación Internacional al abogado Max Mosley, su brazo derecho, su amigo, su hombre de leyes, el ejecutor de todo lo que a Bernie se le ocurría.
Así han pasado los años y este hombre ha manejado los aspectos salientes de la categoría, como donde ir, donde dejar de ir, donde ir con condiciones, etcétera. Abrió la fórmula 1 hacia destinos impensados como India, China, probablemente Rusia, los Emiratos Arabes, Malasia, Singapur, en fin. Hizo sobrevivir a Brasil y Hungría y condenó a Francia y en su momento a Canadá y Estados Unidos.
Es Bernie Ecclestone quien con 80 y tantos años sigue ejerciendo el poder sin que se divise a un posible sucesor. Alguna vez se pensó en Flavio Briatore, pero no le daba el piné y tuvo un final lamentable como dirigente. Luca Di Montezemolo podría ser otro, pero Bernie no lo quiere. Como todos los grandes de verdad….se quiere a si mismo y con eso le sobra. El que venga atrás….que arree, solía decir alguno de mis abuelos….
Este británico, de baja estatura física pero de enorme vuelo mental, se arrimó al automovilismo en la segunda mitad de los años 60, un período de total y absoluta transición en una Fórmula 1 que sin lugar a dudas evolucionaba pero nadie podía saber a ciencia cierta con qué rumbo.
Ecclestone, como una pequeña araña, empezó a tejer su tela desde una posición de manager personal de un piloto austriaco que, en el año 1963 corría en trepadas de montaña con autos de Turismo, en su caso un Alfa Romeo Giulietta TI, que dos años después, en 1965 tuvo la suerte de treparse a una Ferrari 250 LM del North American Racing Team, de Luigi Chinetti, junto con un veterano piloto de Estados Unidos, Masten Gregory y llevarse la victoria luego de una sangría impresionante entre los Ford y Ferrari oficiales. Don Bernie lo tomó bajo su tutela a Rindt y lo llevó a la Fórmula 2 primero y luego a la Fórmula 1.
Pero este diminuto inglés tenía cosas mucho más grandes en su cabeza, como por ejemplo fomentar en la categoría la aparición de nuevos equipos, para lo cual no hacía falta otra cosa que armar un chasis y anotarse en la lista de usuarios del motor Ford Cosworth, el gran igualador social a diferencia de las grandes empresas que cobraban cualquier precio por sus impulsores.
Ecclestone fue juntando amigos e impulsándolos a formar sus propios equipos y así nacieron en un lapso de muy poco tiempo Tyrrell, March, Williams, Lola, Penske, como para ir dotando a la categoría de una variedad muy importante de marcas. El propio Ecclestone compró el equipo de Jack Brabham y arrimó para su lado a McLaren, que ya no era propiedad del piloto constructor trágicamente muerto en Goodwood sino de un norteamericano amigo de Bernie llamado Teddy Mayer.
Con una nueva Fórmula 1 rica en equipos originales y variados entre sí, aunque todos clientes de Cosworth, Ecclestone dio nacimiento en 1974 a la Formula One Constructors Association (FOCA) a la que se adhirieron Colin Chapman por Lotus y todos sus demás amigos: Max Mosley por March, Ken Tyrrell por Tyrrell, Teddy Mayer por McLaren, el mismo Ecclestone por Brabham y así Bernie conformó su primera estructura de poder en la categoría, contando con el valiosísimo apoyo de Max Mosley como abogado del diablo y representante ante cualquier tribunal de la Tierra.
Ya para 1978 Bernie Ecclestone manejaba la presidencia de la FOCA, secundado por Max Mosley, apropiándose cada vez más de los derechos económicos de la categoría. Su política era de expansión, admitir cada vez más equipos, si eran de ex pilotos mejor, como Surtees, Hill, Gurney, Penske, Ligier, otros como Shadow, Wolf, Arrows, ATS, Ensign, es decir conformar a partir de tantos equipos adherentes a la FOCA un frente de poder para enfrentar directamente al conductor de la FISA (Federación Internacional de Sport Auto). Durante buena parte de la década de los 80, las batallas entre Bernie Ecclestone desde la FOCA y el presidente de la FISA, Jean Marie Balestre, fueron épicas y cargadas de anécdotas que cualquiera puede buscar en los registros de información. No me interesa entrar en ese terreno específico sino destacar que, por sobre cualquier contingencia, Ecclestone fue el que sobrevivió y su golpe maestro fue llevarlo, al filo de los 90, a la presidencia de la Federación Internacional al abogado Max Mosley, su brazo derecho, su amigo, su hombre de leyes, el ejecutor de todo lo que a Bernie se le ocurría.
Así han pasado los años y este hombre ha manejado los aspectos salientes de la categoría, como donde ir, donde dejar de ir, donde ir con condiciones, etcétera. Abrió la fórmula 1 hacia destinos impensados como India, China, probablemente Rusia, los Emiratos Arabes, Malasia, Singapur, en fin. Hizo sobrevivir a Brasil y Hungría y condenó a Francia y en su momento a Canadá y Estados Unidos.
Es Bernie Ecclestone quien con 80 y tantos años sigue ejerciendo el poder sin que se divise a un posible sucesor. Alguna vez se pensó en Flavio Briatore, pero no le daba el piné y tuvo un final lamentable como dirigente. Luca Di Montezemolo podría ser otro, pero Bernie no lo quiere. Como todos los grandes de verdad….se quiere a si mismo y con eso le sobra. El que venga atrás….que arree, solía decir alguno de mis abuelos….
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