HISTORIAS PERDIDAS DE JUAN MARIA TRAVERSO

NOTICIAS VELOCES
(Hostorias del automovilísmo)
 Por: Miguel Colazo

A poco de iniciada la década de los 80, Juan María Traversa había vuelto de Europa tras correr una temporada, la de 1979, en la Fórmula 2 internacional y estaba integrando en un TC 2000 que recién intentaba levantar cabeza el equipo de la Comisión de Concesionarios Ford, con las coupé Ford Taunus que manejaban él y Esteban “Chango” Fernandino, autos difíciles de llevar derecho y con mucha tendencia a sacar la cola.

Justamente uno de los días que la categoría visitó el autódromo “Oscar Cabalén” y la mano venía muy pesada para el equipo de los autos azules, de pie junto a uno de los boxes del escenario de camino a Alta Gracia y ante muy poca gente, yo me arrimé al “Flaco” para intentar dialogar sin grabador y de esa forma entablar un pacto tácito con el piloto en el sentido de que no era para hacerle una nota.

Así fue como yo le pregunté qué le había parecido su año en Europa en la F2 y si había pensado o tenido alguna oportunidad de volver o continuar en ese ambiente. Un Traversa dispuesto más que otras veces al diálogo me dijo con un tono de mucha sinceridad: “Mirá fue una experiencia muy interesante para mi, porque me tocó remarla solo con un auto diferente al resto. Yo tenía un March equipado con motor Hart, que era sobre base Ford y el chasis había sido hecho para llevar el motor BMW, como que los autos oficiales de la marca eran March BMW y prácticamente todos los equipos oficiales usaban también la misma combinación. No fue fácil adaptarle el motor Hart a mi auto, ni tampoco hacerlo andar a la par de los March BMW. Pero yo creo que hice un muy buen trabajo y varias carreras anduve en la zona de puntos e incluso en uno de los circuitos ingleses logré un cuarto puesto general que le abrió los ojos a muchos”.

Quiero recordar que en ese año, 1979, había varios pilotos argentinos merodeando en la F2 internacional, Angel Guerra en el equipo Minardi, Ricardo Zunino con March BMW, también “Cocho” López se asomó por la misma. Y el “Flaco” Traversa que había ido directamente del TC, mostrando una adaptación y una versatilidad que no estaba en los cálculos de la mayoría.

Respecto a la posibilidad de volver o seguir en Europa, Juan María me dijo: “A mi me hicieron una propuesta más que atractiva, ya que para el año siguiente iba a salir un chasis nuevo hecho a medida del motor de Brian Hart (el Toleran) que apuntaba como muy competitivo. La butaca costaba 400 mil dólares y yo tenía la ventaja de que conocía los circuitos del campeonato europeo de la categoría y también había hecho un año con el motor, de modo que seguramente con los 400 mil verdes el lugar hubiese sido mío y las posibilidades excelentes porque el Toleran Hart entró matando. Lo que pasa es que sin ser una cifra muy grande de dinero no apareció y en Europa sin plata no existís. Ellos tuvieron que recurrir a pilotos de la F3 inglesa, como Brian Henton, Jonathan Palmer y Mike Thackwell, con los cuales pese a su falta de experiencia ganaron la mayoría de las carreras. Hubiese sido para mi una oportunidad fantástica y yo estaba en una posición mucho mejor a la de esos muchachos por lo que había hecho el año anterior en la categoría (la F2). Pero bueno, no apareció la plata y me quedé acá”.

Esa historia yo no la conté nunca y pasado un tiempo el “Flaco” Traversa empezó a ser la figura excepcional que fue en el automovilismo argentino y nadie más habló de eso. Me llamó la atención que en extensos reportajes que le hicieron otros colegas nunca se tocó el tema que con solo 400 mil dólares podría haber habido una oportunidad europea más que prometedora para quien ahora era el rey de las pistas argentinas.

Pasado mucho tiempo y ya retirado el Flaco de las carreras, con la más grande colección de títulos en sus manos, un día lo encontré de nuevo en Córdoba y le pregunté si todo aquello que me había dicho en el Cabalén hacía ya muchos años había sido realmente así. A lo que me respondió: “Mirá, lo de los 400 mil dólares era cierto y todo lo demás también, pero ocurre que, justo en ese entonces, mi viejo se enfermó y él fue una persona muy importante en mi vida y yo tuve que elegir, optando por quedarme aquí cerca de él, porque no lo iba a abandonar y no moví un dedo para buscar los 400 mil dólares que, solos no iban a venir. Esa es la verdad, me quedé en la Argentina por la enfermedad de mi padre y no me arrepiento, todo lo contrario. Además, una vez que empezaron a salir las cosas como me salieron aquí, nunca más volví a pensar en aquello ni valía la pena hablar de ello sencillamente porque lo olvidé”.
Muy bien, yo hoy me lo acordé y se los cuento….