(OPINIÓN)
@tbolano
Finalmente la apuesta del SuperTC2000
por correr en las calles porteñas concluyó. Con aciertos y otros no
tanto. Se movió un gran andamiaje técnico y humano para su realización, pero… Siempre quedan cosas por mejorar y otras para
erradicar totalmente.
No hace falta ser muy entendido en deporte o en política. Lo cierto es que “en
mi Buenos Aires querido” se disputaron más de una competencia y una de ellas nada tiene que ver con el espectáculo.
Distintos fueron los tonos a favor y en contra sobre la puesta en marcha del proyecto. Como
dice el dicho “Dios existe, pero… atiende en Buenos Aires” por lo que sustancialmente,
todo o casi todo pasa por los intereses comerciales y marketineros en la gran ciudad.
Si bien es real y concreto muchas son las adversidades que presenta cada
día la ciudad capital y sumarle otro trastorno, no le debe haber caído bien a
vecinos conservadores del barrio de la Recoleta.
Por otro lado, están quienes se
pronunciaron a favor de invertir en el autódromo capitalino y no desperdiciar
el dinero invertido en un espectáculo efímero de un par de días.
Los recursos de amparo que se diligenciaron
por distintas organizaciones, los reclamos infundados de políticos que
no tienen el menor registro de una carrera de autos, hasta equivocándose en el
nombre de la categoría llamando “TC o Top Race” al Súper TC2000, da cuenta que todos en
absoluto tuvieron su lugar para opinar.
Otro tema recurrente, fue el de la seguridad. Uno de los ejes del debate,
fue hablar de los “hipotéticos”
accidentes y sus consecuencias.
Ahora bien. Lejos de estar con el argumento del diario del lunes,
nada pasó, mucho público asistió a un evento pacifico, medianamente
ordenado y parcialmente gratuito. Muchas
familias pudieron ver de cerca lo que significa una carrera de autos y sentir
la adrenalina que produce el sonido de los motores v8 afinados como un
instrumento musical.
Crear un Mega –Evento de esta envergadura, trae al pensamiento mucho más
que reclamos desde el cómodo sillón del living frente al televisor. Crear,
arriesgar, innovar, es una virtud de quienes manejan los destinos de esta categoría, con aciertos y
desconciertos, pero siempre apostando a más.
Me viene a la memoria el proyecto urbano
para que tanto la F1 o el Turismo Carretera, puedan correr en las mismas condiciones en Mar del Plata,
propuesto por las voces que hasta hace unos días criticaron lo de Buenos Aires.
A mí, particularmente, me dejó la grata sensación de que en Argentina
existe la motivación y el empuje para realizar lo que en otros países no son
capaces de hacer por temor al fracaso. La
Dirigencia de Pablo Peón y sus colaboradores muestran que se puede dar una
vuelta más de rosca.
En contraposición, los dueños del histórico Turismo carretera, acusaron recibo
del reclamo de su público y ya se instrumentaron las medidas. “Espectáculo” es
lo que hace encender un televisor o concurrir a un autódromo y por supuesto
estar del lado de quienes son el sostén ineludible del deporte motor… la gente.
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