(Fórmula Uno)
Por: Miguel Colazo
El Gran Premio de Alemania, en el circuito de Nürburgring,
volvió a poner las cosas en su lugar dentro de la Fórmula 1. ¿Qué
significa esto? Que Red Bull es el equipo que ya puede decir que una
nueva Copa de Constructores está muy cerca de sus manos y que Sebastián
Vettel va derecho hacia su cuarta corona entre los pilotos sin que haya
nadie que pueda pisarle el poncho.
En el ínterin, tuvo lugar la explicación de Pirelli en el sentido de que los desbandes de cubiertas en Silverstone fueron la conjunción de varios factores pero quizás el más importante un cambio de rotación de las gomas traseras que decidieron los directores de equipo sin consultarlo con el proveedor de cubiertas. Nada de eso se volvió a ver en Alemania, donde ocurrieron dos hechos insólitos.
Un “pit stop” de Mark Webber en el cual no se ajustó la goma trasera derecha, que se escapó del auto pegándole a un camarógrafo de la televisión oficial de la categoría y un abandono por rotura de motor de Jules Bianchi, con un auto sin piloto que, por desnivel del suelo, se viene marcha atrás y cruza la pista sin que lo toquen porque de milagro, en ese momento, no había nadie circulando por el sector.
Todos usaron estrategias complejas para tratar de limar diferencias con Red Bull, que hizo lo que había que hacer y Vettel se encargó de contener los impulsos de Renault que fueron una obra de arte.
Las 21 vueltas que dio Romain Grosjean con el primer set de gomas blandas son una proeza técnica y humana, habida cuenta que los energizados cubrieron menos de la mitad de ese recorrido con el primer juego de neumáticos y ni siquiera Alonso con la Ferrari que largó con gomas duras pudo hacer algo parecido.
Entonces, Red Bull es hoy algo muy parecido a lo que era Ferrari en los mejores tiempos de Michael Schumacher, o sea del 2000 al 2004 inclusive. Por eso, Sebastián Vettel es el hombre a batir, muy difícilmente batible.
Ni un Raikkonen inspiradísimo ni un Grosjean mejor que nunca pudieron inquietar de verdad al alemán que hoy tiene en jaque a todos sus rivales. Y si no hubiera sido por el problema de la rueda, Webber también se metía delante de los Lotus Renault. Estos recuperaron la competitividad que habían perdido en las fechas anteriores, mientras Alonso con la Ferrari demuestra manejar cada día mejor pero está todavía lejos de ganar en condiciones normales.
Las “Flechas de Plata” volvieron a ser figuras decorativas y volvieron a sus viejos problemas, no había compuesto de gomas que les viniera bien, en función de la carrera.
De la muñeca de Hamilton se escapó una “pole” insignificante y Nico Rosberg se quedó afuera en la quali 2 porque lo mandaron a los boxes creyendo que ya estaba entre los diez primeros y lo dejaron afuera en el último minuto. Con estos argumentos, nadie va a sufrir de insomnio en la escudería que domina los números y lo demás.
Un parrafito aparte para Daniel Ricciardo que se está matando por demostrar, desde su Toro Rosso Ferrari, que está en condiciones de ir al lugar que dejará vacante su compatriota Webber. Como piloto para sacar una vuelta rápida, no me cabe duda que da para eso, pero como piloto de carrera completa, todavía le falta mucho.-
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