@tbolano
¿Cuántas veces el efecto de ver una competencia de autos o motos nos impulsa a mover
nuestras articulaciones ?
Esos reflejos queriendo frenar en una curva pronunciada, esquivar a un
contrincante en plena superación, modular en un curvón o mover la muñeca de
arriba abajo para luego torcer el cuerpo para el lado del radio de la parábola,
no dejan de ser un impulso provocado por nuestras propias ganas
de ser protagonistas aunque no lo seamos in situ.
Para saciar esos efectos existe la tecnología puesta en movimiento, para
ofrecer al consumidor sensaciones en
primera persona. Los simuladores más diversos en relación al mundo de la
competición terminan siendo el antídoto para realizarnos como pilotos… pero de
manera virtual y sin peligros inminentes.
Las consolas de los fabricantes como
Sony o Microsoft llevan a sus usuarios de paseo por los circuitos más
emblemáticos del mundo para competir en las categorías más diversas del Globo. En oposición a los comandos anatómicos y multifunción,
están quienes prefieren la legendaria PC, a la que se le pueden adosar un
sinfín de accesorios como volantes con cambios secuenciales o manuales, tacómetros, pedaleras,
butaca y hasta tres monitores para
cubrir todo el campo visual emulando una profundidad única y casi real.
Desde el legendario Gran Prix 2 de Infogrames para emular la temporada 1994
de la F1, pasando por el GP500 de
Microprose basado en el torneo 1999 del “Continental
Circus” (como las referencias más destacadas). La industria del entretenimiento
no cesó en entablar distintos contratos con las diferentes organizaciones
internacionales de competición para representar a sus productos con entidad y
apoyo institucional.
Lo cierto es que cada día son más y más los pilotos virtuales que no solo
despuntan el vicio desde una consola o una PC, sino que también se miden con
otros por intermedio de las partidas on line en todo el mundo.
Desde la Psicología, ésta acción es llamada álter ego, algo así como la
representación de lo que no podemos realizar
en nuestras vidas cotidianas, pero que sin embargo encontramos en este
caso en la virtualidad de un simulador de
carreras.
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