martes, 14 de agosto de 2012

Tributo a Héctor Acosta por Leandro Bolano



NOTICIAS VELOCES
(Recuerdos)


Hoy publicó Mauricio Gallardo en su Blog http://www.f1rally.com.ar


Entre muchas de las notas que amigos, colegas y fanáticos nos hacen llegar por e-mail, seleccionamos algunas para compartir con nuestros lectores y en este caso, publicamos un nuevo trabajo escrito por Leandro Bolano, de La Plata, quien se ocupa de recordar al gran relator de automovilismo, Héctor Acosta, a quienes muchos recuerdan de las épocas de la Fórmula 1 y los Grandes Premios con Carlos Alberto Reutemann.

En su trabajo, Leandro volcó el testimonio de periodistas que compartieron el trabajo con Acosta y de esa forma logró plasmar el sentimiento de quienes, en algunos casos, se formaron a su lado.

Héctor Acosta falleció el 15 de noviembre de 2004, pero sin dudas su impronta dejó huella entre los amantes del automovilismo deportivo.


La Voz del Automovilismo - Por Leandro Bolano
Foto: Jorge Garelli (Autódromo de Las Parejas año 1983)

Entre los ecos que deja el automovilismo, existe uno que todavía perdura a través de los años. En este caso es un hombre, una voz, un periodista que marcó una época y una “forma de hacer periodismo”. A través del recuerdo de algunos colegas, se reconstruye su vida personal y profesional. Sobre todo, para que los que no saben quien fue este personaje puedan tener una referencia de Héctor Acosta: “la voz del automovilismo”.

Héctor Acosta, apodado “la víbora”, se transformó en la voz del Rally en la capital de la especialidad (Córdoba). Entre cerros y caminos de tierra, sumó la experiencia vital que luego dejó como un legado para las generaciones de periodistas deportivos especializados en la materia que le sucedieron.

La reconstrucción de su huella en la historia, no fue para nada sencilla, ya que de Héctor se sabe lo que se dice, y no se encuentra material documentado más que algunos videos en la web donde se escucha su voz relatando las carreras de Formula Uno en la época de Carlos Alberto Reutemann (desde mediados de los 70 hasta 1982).

Mediante las memorias de quienes pudieron trabajar, compartir una transmisión o simplemente lo tomaron como referente, surgió la idea de enmarcar al hombre, al profesional. Y sobre todo, pulir una idea del controversial relator, a veces amado y otras no tanto entre sus colegas, pero que a pesar de ello ninguno dejó de definirlo como un gran profesional.

Raúl Barceló es un periodista especializado en automovilismo Argentino de dilatada trayectoria. El nos comentó acerca de sus inicios en la comunicación siendo un niño de trece años, aferrado a un grabador y haciendo notas para sus amigos. En su “Alta Gracia natal” (Córdoba) conoció a Héctor y lo recuerda como el hombre que le abrió la puerta a “las grandes ligas”.

Barceló recuerda que en 1968, cuando se inauguró el autódromo Oscar Cabalén, Acosta ya era una joven figura del periodismo de automovilismo cordobés: “Me había visto un par de veces haciendo notas. Yo sabía quién era pero no me animaba a presentarme. Nos cruzamos en los boxes, previo a la carrera de estreno del autódromo. Él vino a saludarme y me preguntó si quería colaborar con “Deporte Motor”. No lo podía creer, Héctor Acosta me saludó y me ofreció que grabara notas para pasarlas por teléfono para su famoso programa de LW1, Radio Universidad de Córdoba”.

La relación fue más allá del maestro y alumno, pasando por la amistad y luego por el profesionalismo, que los encontró por muchos años trabajando y compartiendo una gran pasión que los unió: el trabajo en torno al automovilismo.
Por su lado, Hugo Naya, periodista y productor radial, narra un aspecto desconocido en la vida de Acosta: “A los 7 años Héctor sufrió una quebradura en su brazo derecho que luego no fue curado y rehabilitado como correspondía, por lo cual quedo prácticamente con ese miembro superior sin movilidad. Debió aprender a escribir con la mano izquierda y valerse siempre de esa única extremidad. Sin embargo, el peor golpe de su vida lo sufrió en 1990 al serle diagnosticado un cáncer óseo en su pierna derecha”.

Con referencia al aspecto profesional, Barceló lo describe como “Un periodista de raza, con olfato, intuitivo, sarcástico, muy inteligente, mordaz, cáustico, punzante, con enorme dominio del idioma, culto, voz microfónica, buena presencia frente a cámaras. Era un hombre aguerrido y peleador, demasiado para mi gusto. Esa característica lo llevó a sostener innumerables discusiones y enfrentamientos, que a decir verdad, él disfrutaba”.

A su vez, Naya lo recuerda en el ámbito laboral: “A la hora de trabajar era una máquina. Diariamente, a las 8.30 de la mañana me llamaba por teléfono para que organicemos juntos el día (para el programa de radio Deporte Motor que se emitía en Radio Universidad de Córdoba AM 580). Publicidad, avisos, cobros, propuestas, notas, tenía todo en su cabeza. Teníamos 6 periodistas especializados: Miguel Colazo (su gran amigo) en F1, Mariano Iannaccone WRC, Andrés Luna TC, Eduardo Colazo TC2000, Lippy Fernandez Berro (Rally Argentino y Rally Provincial) y José Leandri Moto GP y Motos. Héctor estaba siempre a la par de cada especialista (era como decimos acá una bestia). No se le escapaba nada y encima traía siempre alguna primicia importante. Estaba adelante del resto”

“Héctor enseñaba las 24 horas del día los 365 días del año. Todo lo que me ha enseñado ha sido útil en mi carrera como productor y periodista. Además, en sus enseñanzas hay anécdotas. Una vez me dijo; Hugo, si Ligato sigue acelerando así (piloto cordobés que corría el Campeonato del mundo del grupo N) lo van a traer de vuelta con las patitas para adelante y en una bolsa. A la siguiente carrera Ligato se pegó un palo impresionante”, agrega Naya.

En muchas ocasiones, Acosta se adelantó varios días y semanas a noticias que luego eran verdaderas bombas en el automovilismo nacional. Tenía una visión particular del “mundo de los fierros”. Por lo que describen sus compañeros de labor radial, jamás quiso salir al aire con notas a dirigentes o políticos. Siempre entrevistaba pilotos, chasistas, preparadores.

Otro nostálgico periodista que recuerda a Héctor Acosta es Marcelo Vivo. “Lo más atrás en el tiempo que recuerdo a Héctor Acosta es cuando fue copiloto de José "Pepe" Cano y con él ganaron el GP Argentino de Turismo con un Renault en 1969 dentro de la Clase "A", la más pequeña de la por entonces categoría en una especialidad que hoy podría asimilarse al rally. Yo en aquella época ya seguía el automovilismo como aficionado (tenía 11 años) y recuerdo claramente esos GP de Turismo espectaculares. Después, lo reencontré como periodista y lo seguía como todos en la época a Reutemann en F1. Tuve una relación muy cordial, y él me distinguía y alentaba en mis comienzos. Fue un modelo de profesional del periodismo deportivo”, remarca Vivo.

La generación de mediados de los 70 y principios de los 80, fue partícipe de la repercusión que originó un joven santafesino de Nombre Carlos Alberto Reutemann (el lole), por su desempeño dentro de la máxima categoría mundial de automovilismo “la Formula Uno”. Acosta fue la voz de las transmisiones televisivas desde la pantalla de “ATC” (Argentina televisora color) hoy canal 7.
Andrés Perco, periodista y comentarista de las transmisiones televisivas de “Carburando”, lo conmemora expresando que “Acosta fue un referente desde chico, cuando relataba las carreras del “lole” los domingos por la mañana. “Lo conocí circunstancialmente en una carrera de TC2000 en Córdoba. Me sirvió como primera referencia de mis relatos de Fórmula 1. Fue el primer tipo que me enseñó qué era el relato automovilístico” señaló Perco.

Héctor será recordado por los seguidores de las transmisiones que describían cada accionar del heroico piloto santafesino, a raíz de los relatos que llenó de patriotismo a un país que necesitó de una figura, un nombre para volver a creer en su propia identidad.

Pero una pregunta flotó siempre en el imaginario popular: ¿Existen las hazañas sin un relato que la acompañe? Este interrogante quedó debelado en aquel Gran Premio de Mónaco de 1980, donde “el Lole” ganó la carrera bajo la lluvia y Acosta manifestó su pasión y emoción con palabras, cada metro recorrido por su compatriota hasta llegar a quebrarse en llanto en el momento justo de la bajada de bandera a cuadros.

Es por ello que la reconstrucción de una parte de su historia era necesaria para quienes todavía escuchamos esa voz en el recuerdo, y que con permiso concedido, nos remite a la voz de un apasionado profesional que marcó una época y un estilo hasta ahora irrepetible.

“Fue durante mucho tiempo, más que un hermano mayor para mí. Lo consultaba, seguía sus consejos, compartimos travesuras. Se me tropiezan los recuerdos, lo quise entrañablemente. En lo profesional, estoy y le estaré eternamente agradecido ya que me abrió las puertas de “las grandes ligas”. En la mayoría de mis trabajos importantes, él me recomendó o sencillamente me incorporó”, reflexiona Raúl Barceló.

El lunes 15 de noviembre de 2004 después de las cuatro de la tarde, Héctor falleció en Córdoba. El viernes anterior, había escrito su última columna en el diario La Voz del Interior. Fue relator de fórmula uno, especialista en rally y conductor de distintos programas televisivos como “coche a la vista”.

“Puedo decir que yo cumplí uno de los sueños de mi vida: trabajar en automovilismo con Héctor Acosta. Ese periodista y relator a quien vi de chiquito levantándome a la mañana del domingo para ver mi gran pasión por TV y escuchar la voz de Héctor”, concluye Naya.

Gracias a todos por el apoyo constante. @tbolano





1 comentario:

  1. la carrera que el flaco Traverso le gana el segundo puesto a Mario Gaireaud en pigue la hace mas espectacular el relato de Hector Acosta,hoy 2015 me sigo emocionando como ese dia!!!

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