Juan Pablo Zangara
(Especial para Noticias Veloces.)
1. Toda
la magia está en las letras, dirían los arduos discípulos de la Qabbalah. Basta
con presionar la A, y el sonido inconfundible del gato automático elevará el auto.
O la B, y las llantas se verán reforzadas con mayor potencia de tracción. O la
C, y dos sierras circulares talarán cuanto obstáculo se cruce. O la D, y la
cabina será presurizada, a prueba de balas y con capacidad submarina. O la E, y
las luces de láseres iluminarán toda extensión. O la F, por si el auto corre
bajo el agua, y además del oxígeno en la cabina habrá un periscopio con
monitor. O la G, y un robot mensajero con forma de pájaro surcará el aire en
busca de ayuda.
Apenas hay que imaginar todos estos comandos
desplegados en la rueda del volante (¿no los llevan, acaso, los monoplazas de
la Fórmula 1?) para que cobre forma, una vez más, el primo animado de otros
tantos autos fantásticos, como el Batimóvil o los glamorosos carros de 007. Sí,
ahí viene, es el Mach 5 (el número de la velocidad hipersónica), ese bólido
blanco brillante que lleva una M roja en el capó, el fabuloso coche de carreras
que sólo sabe manejar un noble muchachito al que aprendimos a identificar como Meteoro. (Trampitas de la traducción. El
personaje creado en 1967 por el japonés Tatsuo Yoshida se llamaba Gô Mifune; de
ahí la G bordada en su chomba azul y la letra en el centro del volante, y de
ahí la M en el capó.)
2. Cuando
probaron de recrear con actores de carne y hueso a los personajes de Speed Racer (y profusión de green screen, para extremar los
lisérgicos efectos especiales), los hermanos Wachowski no se olvidaron de
nadie: Meteoro, papá Pops –el calentón genio mecánico de la familia-, mamá,
Bujía –el asistente del taller-, Trixie –la intrépida noviecita-, los
insoportables Chispita y Chito –siempre subidos de polizón en algún baúl- y,
por supuesto, Rex, el Corredor Enmascarado, el hermano mayor del héroe (también
lleva una enorme M roja en su buzo, por si quedan espectadores distraídos). (El
único que desafía al padre y se va de casa, ¿no será por eso que se convierte
en el mejor corredor? ¿No cansa el papel ideal de buen hijo que sabe desempeñar
Meteoro?) La cosa parece no haber funcionado. Hoy, la fascinación de los chicos
corre por otros carriles; y nuestra infancia ya había sido feliz con el
dibujito.
Es cierto, se trata de un animé de la vieja
época (como Astroboy, por ejemplo).
Pero, ¿quién estaba dispuesto a perderse un capítulo? En el flujo onírico de
las carreras (donde los coches hacían acrobacias increíbles en una geografía
plagada de despeñaderos, en rutas donde llovía siempre y toda maniobra equivocada
terminaba en una explosión), en la sucesión fantasiosa de las aventuras (con un
ritmo narrativo que apelaba al suspenso y el fundido en negro para encadenar la
atención), no faltaban los empresarios inescrupulosos, los villanos del mundo
motor (como el equipo Alfa), y la enseñanza de que es el dinero, en definitiva,
lo que mueve esta competencia.
(En su taller de Barracas, Alejandro Konrad
fabricó una asombrosa réplica del Mach 5, que se puede ver en http://www.youtube.com/watch?v=g5IG36gaySc.)
3. El
sueño real de Meteoro está en las 24 horas de Le Mans. Los autos con los que
compite se parecen a los modelos deportivos de los años ’60, como la Ferrari
250 Testa Rossa o el Ford GT40 (entonces dueños de la hegemonía en el circuito
de la Sarthe). Como en Le Mans (al menos hasta 1970), los pilotos de estas
carreras animadas deben correr y treparse a sus autos para largar. En ambos
márgenes de la pantalla, cada desafío es una oportunidad para la intriga de los
malos y para la caballerosidad de los buenos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario