@tbolano
En una nueva
modalidad deportiva argentina se vistió de fiesta para mostrarse ante el mundo
como un gran anfitrión de lo histórico y lo emergente. La Fórmula E dejó “buenos
aires” en Puerto Madero zona encallada
entre las edificaciones más modernas de la ciudad capital.
Gracias
a la sustentabilidad basada en la
competición de monopóstos alimentados a energía eléctrica y no contaminante
para el medio ambiente, no fue raro ver volar a los pájaros libremente ni encontrarlos
como observadores desde los arboles que circundaron el circuito urbano del
e-prix.
Lejos
del sonido rugiente (sinónimo de agresividad y potencia probablemente asimilado
a la alta competición de automóviles), los autos eléctricos ofrecieron el
chirrido de las gomas en los frejanes de aproximación a las variantes y un zumbido
armonioso que provenía de los sistemas de transmisión de los vehículos.
La
pericia de los experimentados pilotos para llevar sin contacto con los muros
linderos a los bólidos, fue el mayor reto para definir luego de 35 vueltas al
circuito de 2.240 metros de extensión quienes serían los agraciados en
mostrarse como los más talentosos.
Una
colorida y cuidada escenografía vistió a
cada sector del trazado para mostrarse como el “Mónaco sudamericano” con la particularidad de
que en éste caso, el rio marrón ocupó el mar de la costa azul europea y entre
sus espectadores en vez de los tradicionales
cócteles en los yates amarrados, las gradas fueron ocupadas por familias que
pasaron todo el día sábado disfrutando
con sus propias provisiones del espectáculo deportivo.
La
nueva propuesta bajo la tutela de la Federación Internacional del Automóvil
(FIA) prendió la mecha de las mentes que ocupan los adolecentes en los
distintos institutos de formación técnica, ya que se exhibieron a manera de
competencia simbólica los prototipos construidos íntegramente por éstos para
así alentar a la imaginación y desarrollo de vehículos que no contaminen el planeta.
Con una marco de público más que
importante teniendo en cuenta la fecha estival, y la realización del Rally
Dakar, el Round 4 de la Fórmula E conformó la expectativa
puesta de los espectadores, dejando en cada uno de ellos la sensación de que se
puede hacer automovilismo deportivo sin
sonido estrepitoso y mejor aún sin ser dañino con el medio ambiente.
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