Historias de la F1
Por: Germán Hasicic
Conocido por formar parte de numerosas bandas y del famoso cuarteto sueco ABBA, a mediados de los ´60 comenzó a dar sus primeros pasos en el mundo automovilístico. Participó en la Fórmula 1 e inclusive cumplió su anhelo de la infancia: pilotar un camión de competición. A los 65 años de edad puede afirmar que “dedicó su vida a hacer realidad sus sueños”.
Son pocos los pilotos que logran trascender en la órbita del automovilismo mundial. Algunos lo hacen por su majestuosa capacidad de manejo y la obtención de títulos. Otros, por su personalidad excéntrica o carismática. Ayrton Senna, Juan Manuel Fangio, Alain Prost, Giles Villeneuve o James Hunt son claros ejemplos de ello. Pero más difícil aún es encontrar un personaje cuyo origen haya estado vinculado al universo artístico y luego se siente en un monoplaza. Tal es el caso de Kart Edgard Tommy Borgudd, más conocido como “Slim” Borgudd.
De origen sueco, Borgudd nació en una pequeña ciudad llamada Borholm en 1946. Desde muy temprana edad dio rienda suelta a su pasión por la percusión y ensayaba incansablemente con el fin de un día cumplir su anhelo de transformarse en un famoso baterista. Con apenas quince años se convirtió en el baterista del grupo Lea Riders, con el que grabó algunos singles. En 1968, la banda se separó y Slim se unió a un nuevo proyecto de jazz progresivo junto a Bo Häggström (ex integrante de Lea Riders): Made in Sweden. Con la nueva agrupación saltó a la fama, realizando giras por Europa. Esta no sería su última parada, ya que él y Häggström conformaron otra banda en 1976: Solar Plexus.
Slim se había hecho de un “nombre” y eso le valió la posibilidad de tocar con ABBA, el cuarteto sueco más importante de la historia. Pese a su éxito como artista, nunca dejó de lado su otra pasión: el automovilismo. De niño siempre soñó con ponerse un casco y pilotar un auto de competición, aunque su debilidad eran los camiones. En su adolescencia tuvo que elegir entre la música o los autos, inclinándose por la primera. Sin embargo, en sus tiempos libres se acercaba a los autodromos a participar y conversar con los organizadores de los grandes eventos. Así, a mediados de los ´60 conoció a Chris Barber, un jazzista reconocido y aficionado de los autos, quien le abrió el camino a la Fórmula Ford en 1968.
En 1973 se adjudicó el título de la categoría, al tiempo que realizaba sus giras. Las responsabilidades artísticas le quitaban tiempo y energías. Borgudd sabía que podía dar más, y finalmente en 1976 abandonó la música para abocarse al automovilismo tiempo completo. En 1979 finalizó tercero en el mundial de Fórmula 3, en el que un joven Alain Prost se coronó campeón. En esa categoría compitió con futuros promesas de la Fórmula 1, como Thierry Boutsen, Andrea de Cesaris y Mauro Baldi.
Luego de tres temporadas en la F3 y con 33 años, Slim planeaba su salto a la Fórmula 2 en 1980. Sus expectativas se hicieron añicos cuando la tabacalera Marlboro decidió no sponsorearlo. Una puerta se cerraba, pero Borgudd no sabía que otra aún mayor se le abría para la próxima temporada. En 1981, su ex compañero y exitoso Björn Ulvaeus (integrante de ABBA) permitió su llegada a la Fórmula 1, firmando contrato por una temporada con la modesta escudería ATS. De este modo, ABBA auspició los monoplazas amarillos sin invertir un solo dólar, ya que el sponsor “gancho” presuponía futuros inversores para el equipo. Así, a los 34 años Slim se convirtió en el debutante más veterano de la categoría, con el aliciente de ser el primero cuya ex profesión fuera la música.
En su debut en el GP de San Marino, finalizó decimotercero, a tres vueltas del ganador Nelson Piquet. Sin dudas el momento cumbre fue la carrera disputada en Donington Park, en la que finalizó sexto y sumo el único punto en su paso por la F1. En 1982, firmó con la escudería Tyrrell, teniendo al italiano Michele Alboreto. Sin embargo, su paso no fue del todo bueno y se despidió esa temporada sin pena ni gloria.
Tras un breve paso por la Fórmula 3000 en 1985, Slim concretó el sueño que alimentó su niñez en 1986, iniciando su ciclo en el Turismo Europeo de Camiones. Tras varias temporadas con la marca sueca Volvo, se coronó campeón de la categoría en 1995 y la fantasía se hacía realidad: el baterista que se subió a la butaca de un camión y manejó como un piloto de pura cepa. Finalmente en 1997 anunció su retiro definitivo a los 51 años, dejando su impronta en las pistas y circuitos.
Pese a su alejamiento del mundo de los motores, en 2002 y 2004 participó en exhibiciones de deportivos Volvo y Porsche. Radicado en la ciudad de Coventry (Inglaterra), Borgudd ha brindado su vida a realizar sus sueños, viviendo por y a través de ellos. Con éxito o sin él, nadie puede objetar su entrega y dedicación.
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