NOTICIAS VELOCES
(Historias de la F1)
A 37 años del
espectacular accidente en el viejo trazado de Nürburgring protagonizado
por Niki Lauda que casi le cuesta la vida, hasta la actividad actual de un
verdadero personaje del mundo de la Fórmula Uno.
Por: Leandro Bolano
Es frecuente que las cámaras sigan con atención cada movimiento en
el Paddocks de la Fórmula Uno. Entre empresarios, dueños de equipos,
pilotos, promotoras, celebridades y también a personajes únicos y
emblemáticos que se posan en el centro de la escena.
Vinculado desde el asesoramiento a varios equipos, es quien se deja
mostrar distinto ante el resto de la gente. Su gorra roja que fue
cambiando sus publicidades a través de los años demuestra que su imagen
sigue siendo proveedora de multitudinarias miradas a través del globo.
Piloto, empresario y padre de familia es el personaje que hizo
trascender Andreas Nikolaus Lauda, más conocido como “Niki” quien dejó
no solo una huella en la historia de la Formula Uno, sino que también en
su propio cuerpo amalgamando no caprichosamente un lazo que los tendrá
como sinónimos uno del otro por el resto de la historia.
Nacido en Viena (Austria) el 22 de Febrero de 1949, Lauda comenzó a
escribir su capítulo deportivo motor en 1968, llegando a la F3 en 1970 y
ascendiendo a la F2 un año más tarde en el cual también hizo su ingreso
a la F1.
Su llegada a la máxima categoría mundial fue al comando de un
monoplaza de la escudería March- Ford hasta 1972. La butaca del BRM lo
vio ocupar ese sitio solo por un año ya que “Don Enzo” (Ferrari) había
pedido referencias a Clay Regazzoni sobre el joven austriaco y este lo
calificó para integrar en la siguiente temporada a Niki a la escudería
Ferrari.
Maranello fue el centro de actividades para modelar a gusto de Lauda
las maquinas rojas que le permitieron obtener dos campeonatos mundiales
(1975 Y 1977) en 4 años de contrato.
Es en este Pasaje de la historia cuando el drama y la incertidumbre
se apoderaron del ambiente en ocasión de la 10ma fecha del calendario
mundial de 1976 en Nurbungring (Alemania). Aquel 1ro de Abril en la
curva de “Berwerk” y transitando la segunda vuelta de competencia, Lauda
perdió el control de su Ferrari y se estrelló contra el muro de
contención. El vehículo se incendió con Niki sin poder salir de las
llamas y estás cubriendo por completo su rostro el cual se encontraba
sin el casco producto del impacto.
Sus rivales en la pista, Herald Ertl, Guy Edwards y Arturo Merzario
se lanzaron de sus autos para ayudar al austriaco, poniendo en riesgo
sus propias vidas. La valentía y el sentido de solidaridad hicieron que
las acciones den como resultado la extracción del piloto mal herido del
monoplaza.
Las imágenes del accidente recorrieron el mundo y dejaron estampadas
para siempre en la memoria de los seguidores de la F1 lo que no se
quiere ver nunca más… accidentes absurdos que atentaran contra la vida
de un piloto.
Sorprendentemente a un mes y 12 días del accidente, Niki se volvió a
calzar el buzo, el casco y los guantes para afrontar el último tramo de
temporada. El asombro fue general entre los seguidores de la F1 a través
del mundo. Con su cara desfigurada por las lesiones irreversibles que
le ocasionó el fuego, Lauda había llegado a Imola (Italia) para dejar
atrás todo lo sucedido y volver a pelear ahora con James Hunt y su
potente McLaren por el título de 1976.
Italia marcó su retorno con un 4to puesto, mientras que en Canadá y
Estados Unidos obtuvo un 8vo y 3ro respectivamente, poniéndose a tres
puntos de ventaja de cara a la fecha final en Fují (Japón)
Bajo condiciones climatológicas adversas por la gran cantidad de agua
caída en el circuito nipón y el mal funcionamiento de los drenajes, el
trazado se puso cada vez más peligroso.
Verdades que no se pueden fundar con hechos concretos
Aquel domingo lluvioso dejó distintos relatos en virtud a lo que
sucedió antes, durante y después de la fecha coronación. Lo que marca la
historia es irrefutable en cuanto a resultados concretos, pero también
existe otra historia que tal vez es difícil de comprobar, pero también
cobra sentido en la sucesión de hechos desencadenantes.
Esta cuenta que Lauda se reunió con la mayor parte de los pilotos y
estableció verbalmente el retiro voluntario de la competencia, si las
condiciones meteorológicas seguían haciendo peligrosa la actividad en
pista.
Bajo la premisa de dar algunas vueltas para satisfacer la necesidad
del público y sobretodo de la televisión, deberían ir renunciando a
poco del inicio a la acción de competir y uno a uno ingresar a la zona
de boxes para dar por concluido no solo la competencia, sino también la
temporada.
Este hecho sería visto como una señal de reclamo mudo a la posibilidad de un accidente en estas condiciones.
La carrera comenzó y Lauda se retiró a dos vueltas del inicio. Se bajó
de su auto contra la voluntad de su equipo. Se quedó en el muro mirando
el transcurso de la competencia y esperando a quienes deberían parar,
pero solo los brasileños Carlos Pace y Emerson Fitipaldi lo hicieron.
El resto siguió en carrera mientras que Lauda se retiró del circuito
rumbo al aeropuerto. Los competidores siguieron girando hasta que dejó
de llover. Hunt rompió una goma trasera a poco del final y todo parecía
que el titulo de 1976 se iría para Austria nuevamente, pero en una
remontada épica y luego de su paso por los pits para el recambio de la
cubierta, el Inglés escaló hasta la 3ra colocación y de esa manera
finalizó la última prueba del año coronándose campeón por solo un punto
de diferencia.
Este hecho fue denominado como “La traición en el monte Fuji” y le
valió a James Hunt su única corona y a Niki Lauda la frustración de
perder su segundo título consecutivo y la antipatía dentro de la
escuadra Roja.
Segundo Título
Un año más tarde (1977) logró la segunda corona sumando 72 puntos
siendo el hombre y maquina a vencer, pero desmotivado se marchó al final
de la temporada firmando contrato con Brabham, equipo con el cual
terminó por decidir su retiro prematuro de las pistas después de dos
años de permanencia y escasos resultados que lo motivaran a seguir.
Una parte de la prensa especializada, sostuvo que Lauda no tenía más
el espíritu de competidor nato y él mismo selló su retiro de manera
tímida y sin hacer muchas declaraciones al respecto.
Se dedicó a manejar su propia empresa de aviación y dejó guardado su
equipo para competir en algún lugar accesible. De esta manera dejó la
puerta entreabierta a un retorno que no tenía fecha de vencimiento, él
solo se daría cuenta si su retiro sería definitivo con el correr del
tiempo.
Pasaron dos años hasta que invitado al GP de Austria, el equipo
McLaren lo tentó con la propuesta de pilotar uno de sus coches para la
siguiente temporada con el desafió de tener como compañero al francés
Alain Prost.
A Lauda le surgió nuevamente el instinto guardado pero no olvidado de
la competición y en 1982 se reincorporó al circuito internacional con
la escudería McLaren, con la que en 1984 ganó por tercera y última vez
el mundial. Se retiró en 1985 para dedicarse al negocio de la aviación
comercial, aunque siguió vinculado a la Fórmula 1 como consejero técnico
de la escudería Ferrari y luego Mercedes Benz.